viernes, 14 de noviembre de 2014

México: entre la Democracia y ¿el autoritarismo?

Directriz Municipal

Rosalino F. Guillén Cordero
13 de Noviembre de 1810 (¿1819?) nació en Xalapa José María Mata. Militar. Político. Pintor. Médico cirujano. Preso en la batalla de “Cerro Gordo”. Se adhirió el “Plan de Ayutla”. Se opuso a Santa Anna y fue desterrado. Hizo campaña contra los rebeldes de Zacapoaxtla (1856). Diputado (1856-57). En la Habana se unió a Benito Juárez. Embajador en Washington. Ministro de Hacienda. Ministro de Relaciones de Porfirio Díaz. Murió en Martínez de la Torre el 25 de febrero de 1895.
[Efemérides Veracruzanas, Roberto Peredo. Editores de la Nada, A.C.]
México: entre la Democracia y ¿el autoritarismo?
Mucho se ha dicho y escrito sobre los vacíos de poder político en algunas regiones de nuestro país. En lugares específicos de Tamaulipas, Guerrero, Michoacán y algunas otras entidades federativas existe ingobernabilidad democrática, esto es, que las autoridades locales no cuentan con la capacidad institucional para dar respuesta a las demandas de la ciudadanía. Las fotografías de los incendios del Congreso, del PRI y de otras oficinas gubernamentales en Chilpancingo, Guerrero, reflejan la radicalización de las protestas callejeras y, con ello resurge en el imaginario colectivo –a la distancia, desde aquí en Veracruz en donde nos encontramos en el preludio de los Juegos Centroamericanos y del Caribe- aquellas figuras de la Guerrilla de los 70´s: Lucio Cabañas y otros. También vuela el fantasma de los juegos olímpicos del 68.
Pareciera que México se encuentra entrampado aún entre la transición democrática y el viejo autoritarismo de partido único hegemónico. Para algunos, estamos ante una transición democrática fallida, en virtud de que no se ha logrado ir hacia la consolidación plena de un régimen democrático. Para otros, las exitosas reformas estructurales del Presidente EPN y su instrumentación son una esperanza para el país.
Lo cierto es que el gobierno de EPN enfrenta una severa crisis política que se ha ido escalonando hasta su misma investidura presidencial. Aníbal Pérez Liñán, Doctor en Ciencia Política y especialista en política comparada, en su artículo titulado Instituciones, Coaliciones callejeras e inestabilidad política: perspectivas teóricas sobre las crisis presidenciales (2008) estudia la interrupción anticipada del cargo de Presidente en países de América Latina. El autor señala que entre los años de 1985 y 2005 trece presidentes de países latinoamericanos fueron removidos de sus cargos o forzados a renunciar. En el texto y como preguntas operativas de investigación del fenómeno se pregunta ¿Cuál es el origen de estas crisis recurrentes? ¿Cómo deben ser conceptualizadas? ¿Son ellas el signo de una democracia enferma o de una democracia en renovación?

Pérez Liñán señala que una de las características más notable en la caída de los Presidentes es el papel preponderante de la protesta callejera: “En primer lugar, los movimientos sociales se han transformado en el principal factor capaz de desestabilizar a un gobierno, a través de formas de protesta confrontacionales o violentas. En segundo lugar, la capacidad represiva del Estado se ha visto limitada por la creciente resistencia del ejército a ejercer funciones parapoliciales”. (Liñán, 2008).
Los movimientos sociales en coalición y las élites que dirigen las instituciones (como el congreso, los militares, entre otros) son las principales variables que explican las caídas anticipadas de los presidentes en América Latina, a decir de este autor. Aunque no son todas. Los actos de corrupción son otro detonante.

Por otro lado, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2014 realizada por el INEGI, encuentra que la percepción de la ciudadanía sobre la corrupción en las autoridades de seguridad no son muy alentadoras.
Las cifras indican que autoridades como policía de tránsito, policía preventiva, municipal, jueces, ministerio público y procuradurías estatales, policías ministeriales o judicial e incluso la procuraduría general de la república (Fiscalía General de la República) y policía federal son instituciones que más del 50% de la ciudadanía percibe como corruptas.

Sólo el Ejército y la Marina tienen una percepción ciudadana de corrupción de menos del 20% de la población de más de 18 años de la República Mexicana, según esta encuesta.
La corrupción política es la peor. Entiéndase por corrupción política la que realizan los partidos políticos en la designación de candidatos a cargos de elección popular. Desde la perspectiva de esta columna es ahí por dónde se debe comenzar: combatir la corrupción desde los niveles más alto de las instituciones, comenzando con los partidos políticos y sus procesos de selección interna de candidatos para evitar casos como los de la “pareja imperial” de Iguala, Guerrero.

La representación política es una de las fallas de la democracia mexicana, porque cabe preguntarse ¿los políticos profesionales, electos por la ciudadanía para ocupar un cargo de elección, sea regidor, síndico, presidente municipal, diputado, senador, gobernador o presidente de la república representan los intereses de sus electores, del municipio, distrito o demarcación electoral en donde fueron sometidos a un escrutinio electoral ó responden a intereses fácticos que van en contra del pueblo que los eligió?
La crisis es también una oportunidad de hacer aquello que ha estado pendiente en la construcción de las instituciones democráticas de nuestro país. Uno de los ejes pendientes es éste: combatir de manera frontal la corrupción política y empresarial de este país. Aunque esto sea mucho pedir, si no evolucionamos hacia una democracia moderna, el fantasma del autoritarismo seguirá recorriendo la nación.

rguillencordero@gmail.com

jueves, 6 de noviembre de 2014

En dónde estamos y hacia a dónde vamos

¿Qué podemos hacer como ciudadanía para contribuir a disminuir los índices de corrupción en México? Son muchas las acciones que podemos emprender los ciudadanos para contribuir a que los índices de corrupción de este país disminuyan.

Uno de los aspectos fundamentales que propicia que disminuya la corrupción es la rendición de cuentas claras y transparentes. Por lo general, existe la idea que sólo los gobernantes deben rendir cuentas. Esto es cierto, pero también la propia sociedad tiene la obligación moral de dar cuentas; esto debe suceder en los clubes, asociaciones, sindicatos y partidos políticos; incluso desde la familia misma, en donde los hijos dan cuenta de sus acciones a sus padres ó viceversa. Esta forma de ser es propia de la cultura democrática.
De hecho en los últimos años en México los ciudadanos venimos participando de diversas formas en la construcción de una sociedad más democrática, lo que propicia una incidencia más determinante en la esfera pública que en sí misma contrarresta la corrupción.

En diferentes momentos de los últimos 50 años de nuestro país, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales han exigido a la clase política, a través de los diferentes movimientos sociales y de la manifestación de ideas y de opinión, la democratización del Poder Público en nuestro país. Tal es el caso de los movimientos sociales del 1968 y la guerra sucia de los años 70´s en donde el régimen político poco a poco se fue abriendo a nuevas formas de participación política.

En los discursos políticos y académicos se utilizan con mucha frecuencia los términos de rendición de cuentas, transparencia, participación ciudadana, entre otros temas que están relacionados con la democracia y la disminución de la corrupción. Sin embargo, cuando nos acercamos al marco conceptual de la rendición de cuentas vemos que para hacer operable una verdadera política en este sentido, es necesario crear una serie de mecanismos tanto dentro de las organizaciones civiles, como en todas las instituciones democráticas y las propias instancias gubernamentales, sea municipal, estatal o federal.
La creación de comisiones, consejos, comités ó cámaras que se reúnen para deliberar sobre las decisiones importantes que incuben a sus asociados de determinado sector de la sociedad son algunas de las formas o mecanismos que sirven para la rendición de cuentas. Sin embargo, en muchos casos estos mecanismos no funcionan por falta de una cultura de transparencia ó por la apatía o indiferencia de los agremiados ó ambas cosas a la vez.

En los órdenes municipales observamos que existe un importante atraso en esta materia, especialmente en lo que concierne a la transparencia y al acceso a la información, y qué decir también en cuanto al manejo de los presupuestos públicos.
Existen municipios en el estado de Veracruz, por ejemplo, que no tienen establecido un Portal de Internet en donde publiquen y transparente la información a que los obliga la ley correspondiente, con lo que se hace nula la rendición de cuentas que de manera vertical se debe hacer a la ciudadanía. Pero tampoco existe en estos municipios una sociedad civil organizada en figuras como contraloría social, observatorios ciudadanos, consejo de participación social u otras formas que exijan a las autoridades municipales el cumplimiento del marco legal y la rendición cuentas sobre los programas y acciones implementadas.

En algunos casos son los medios de comunicación los que influyen en la llamada rendición de cuentas vertical –que los organismos públicos deben hacer a la sociedad, pero que no lo hacen- y a través de estos comunicadores de la radio, tv y medios escritos los gobiernos se han visto obligados a dar cuentas.
Por eso, es prioritario que la sociedad civil exija a sus representantes -sean dirigentes partidarios, sindicalistas, líderes, diputados, presidentes municipales, gobernador- rendir cuentas claras de cómo están afrontando determinada problemática, es decir, en el gobierno qué resultados se están obteniendo de determinada política pública implementada, para los sindicatos qué beneficios y qué prestaciones laborales ha obtenido y cómo ha sido la negociación. Así por el estilo.

Es bueno que las instituciones y sus representantes, generen nuevos acuerdos para seguir impulsando el nuevo marco legal que dé certeza a todos los actores involucrados públicos y privados para que la rendición de cuentas en nuestro país sea una realidad, pero es mejor que como sociedad hagamos conciencia de la importancia de exigirle a nuestros representantes que nos comuniquen qué hacen con el poder que les delegamos y, en su en caso, que sean premiados o sancionados conforme a las leyes.
rguillencordero@gmail.com