La Fábula:
La Gallina Ciega
Rosalino F: Guillén Cordero
Yo era
una gallina que había perdido la vista, acostumbrada a escarbar la tierra para
buscar mi alimento, seguí escarbando con diligencia a pesar de estar ciega ¿Qué
sentido tenía mi trabajo?
Otra gallina,
que veía perfectamente pero cuidaba sus delicadas patas, no se apartaba de mi
lado, pues disfrutaba, sin escarbar, de los frutos del esfuerzo mío. Porque
cada vez que encontraba un grano, mi atenta compañera lo devoraba. Con lo que
trabajaba para la otra gallina sin darme cuenta, y aquella se llevaba los
laureles.
Así
seguí por un tiempo, hasta que fui recuperando la vista y percibí esta
circunstancia, entonces pude ver que el trabajo y las energías que aplicaba en
esa ardua tarea cotidiana, tenía que explotarla de otra manera, así que comencé
a organizarme y luego invité a otras gallinas a escarbar y a que
administráramos el producto de nuestro esfuerzo, y se fueron incorporando más
compañeras y les fui enseñando cómo escarbar mejor y en dónde.
Fueron
llegando más y más gallinas y cuando me dí cuenta ya estaba administrando un
buen batallón de compañeras gallinas. Para ello, tuve que empezar a motivarlas,
luego a construir una pequeña estructura organizacional, delimitando funciones
y después delegando responsabilidades, pues surgieron nuevos problemas que
había que atender como los horarios de trabajo, la alimentación de las
compañeras gallinas, la comercialización del excedente de nuestro producto,
hasta que ya no trabajábamos por necesidad, sino que ya era un compromiso con
nosotras mismas, ya que queríamos aportar algo al gallinero en que vivíamos
cientos de gallinas.
Fue bajo
este contexto que surgió esta pequeña compañía exportadora de productos
alimenticios de gallinas para gallinas y que hoy es una de las empresas con
mayor reconocimiento en nuestra sociedad.
Moraleja:
No permita que otros se lleven los laureles de su
trabajo, sino que usted sea quien aproveche las fuerzas y energías de otros.
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