sábado, 14 de julio de 2012

El futuro de la democracia de Bobbio


El futuro de la democracia

Norberto Bobbio[1]

Breve reseña

Esta obra sobre la democracia fue construida por el autor a partir de diversos escritos sobre las “transformaciones” de la democracia que se sucedieron en las últimas décadas del siglo pasado. Las caídas de los regímenes dictatoriales en Europa oriental, o la ola democratizadora en América Latina que fueron derribando gobiernos militares y autoritarios son algunas de estas transformaciones a que se refiere el autor.

Empero más allá de los análisis a estos fenómenos, Bobbio se centra en los ideales de la democracia y la “cruda realidad”, es decir, “del contraste entre lo que se había prometido –que nos daría la democracia- y lo que realizó efectivamente”, porque paradójicamente para hablar de futuro, primero tenemos que hablar de pasado. Justifica Bobbio, aludiendo a Webber que “la cátedra no es ni para los demagogos ni para los profetas”, por lo tanto, dice el autor “…mi intención es pura y simplemente la de hacer alguna observación sobre el estado actual de los regímenes democráticos… tanto mejor si de estas observaciones pudiérase extraer una tendencia en el desarrollo (o involución) de estos regímenes, y por tanto intentar algún pronóstico cauteloso sobre su futuro…”

Así, el considerado catedrático emérito de Turín, Italia, plantea una definición mínima de democracia, considerándola como un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quien  está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. Y la justifica: todo grupo social tiene necesidad de tomar decisiones obligatorias para todos los miembros del grupo con el objeto de mirar por la propia sobrevivencia.

Así, la hipótesis se va desarrollando bajo una metodología –no tan técnica o académica, sino bajo una narrativa simple, sencilla- en la óptica del análisis comparativo entre el deber y el ser, es decir, entre los ideales de la democracia y la realidad a la que se enfrenta; bajo esta perspectiva, señala 6 de las falsas promesas.

En primer término, hace referencia a la hipótesis del individuo soberano, surgida de la concepción individualista de la sociedad (el contractualismo, el nacimiento de la economía política y el utilitarismo) en donde se considera la fórmula: un ciudadano, un voto. En este contexto, la doctrina democrática ideó un Estado sin cuerpos intermedios, en donde el centro de las cosas es el individuo. No obstante, lo que ha sucedido en los Estados democrático es exactamente lo contrario: los grupos se han vuelto, cada vez con mayor fuerza, los actores políticamente más relevantes, tal es el caso de los partidos políticos, los sindicatos, las grandes corporaciones y cada vez en menos medida, los individuos.

Otra de las falacias es la representación política, concebida desde la revolución francesa como el mandato o contrato de mandato, en donde la sociedad civil es mandante y deriva a un mandante el poder de imperio, diferente a la democracia de los antiguos, que practicaban una democracia directa. La realidad ha demostrado que la representación política ha dejado de lado los intereses de la sociedad por otros intereses más corporativos y opacos.

En tercer lugar, Bobbio afirma que nada es más peligroso para la democracia que el exceso de democracia, quizá por eso la característica de un gobierno democrático no es la ausencia de élites, sino la presencia de muchas élites que compiten entre ellas por la conquista del voto popular.

En cuarto lugar, nuestro autor señala que la democracia aún no ha logrado derrotar al poder oligárquico y para conocer qué tanto se ha democratizado el sistema en un país es necesario dar respuesta no nada más a la pregunta ¿quién vota? sino ¿dónde vota? Es decir, hay que analizar el espacio en donde puede ejercer el derecho al voto, como son los centros de trabajo, las escuelas, etcétera.

En quinto lugar, hace referencia a la eliminación del poder invisible (poderes fácticos), y  una de las razones de la superioridad de la democracia con respecto a los Estados absolutos -que habían reinvindicado el arcana imperii (secretos íntimos del poder político o la razón de estado maquiavélica), que defendían con argumentos históricos y políticos la necesidad de que las grandes decisiones políticas fuesen tomadas en los gabinetes secretos- está basada en dar vida a la transparencia del poder, lo que llama Bobbio “poder sin máscaras”.

La sexta y última de las promesas es la que se refiere a la educación de la ciudadanía. En este aspecto, Bobbio afirma que la democracia no puede prescindir de la virtud –entendida como el amor a la cosa pública- pues al mismo tiempo debe promoverla, alimentarla y fortalecerla. Por esta razón, habla de que el voto de opinión disminuye frente al aumento del voto de intercambio, éste último conocido como el voto de la clientela (apoyo político a cambio de favores personales).

En subsecuentes apartados, Bobbio profundiza sobre estos ejes, en vista de la democracia con adjetivos: liberal, directa, representativa, frente al poder invisible.





[1] Bobbio, Norberto. El futuro de la democracia. FCE, 2ª. Ed. 1991

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