jueves, 29 de diciembre de 2011

Acaba el 2011, son momentos para disminuir suavemente la velocidad y ver por el espejo retrovisor, con el motor en marcha: el balance es positivo pese a todas las complicaciones? Sonríe. Quedaron algunos pendientes? No hay que perder la esperanza y a continuar la lucha. Hoy vamos de gane, porque la vida misma es un milagro y una gran oportunidad de servir a nuestros semejantes. Vivamos, pues, con alegría, les deseo que los proyectos 2012 estén llenos de felicidad y de amor. Construyamos un mundo mejor, pensando en las próximas generaciones. Feliz año nuevo a todos y todas.
Mensaje enviado desde mi BlackBerry de Nextel

lunes, 26 de diciembre de 2011

Los Políticos y esas viejas prácticas.

Fueron los griegos, si no mal recuerdo, quienes establecieron esta división de la esfera pública y la privada a partir de la distinción entre los asuntos de la ciudad (polis) y la familia, esta última reservada a las cuestiones domésticas en donde el hombre satisfacía sus instintos elementales como la alimentación, el techo y la compañía. En el mundo helénico el hombre estaba destinado a la vida política o a los asuntos públicos, mientras que la mujer se limitaba al espacio privado. De ahí que la sociedad griega era una sociedad patriarcal en donde el hombre era quien tenía bajo su resguardo el poder político.
Desde entonces no ha cambiado en mucho el sistema patriarcal y lo vemos cotidianamente en inunmerables situaciones que se presentan y que desde luego está ahí presente, algunas veces de manera invisible, otras de manera visible.
Desde el lenguaje cotidiano prejuicioso que discrimina a propios y extraños, hasta setimientos patrióticos sensibileros que exaltan las actitudes xenofóbicas, pasando por leyes y normas redactadas por manos al servicio de la falocracia para llegar a verdaderos obstáculos culturales que impiden el desmantelamiento del sistema patriarcal en una sociedad como la mexicana compuesta por más del 50% de población del sexo femenino.
Si la sociedad en general cree que hemos llegado a un triunfo de los derechos de las mujeres con la armonización de instrumentos internacionales a las leyes locales de la materia, está dejándose llevar por una maquillada realidad, puesto que la órbita del Derecho gira en el "deber ser" más que en el "Ser" y la cultura "ES".
Bien porque se establezcan derechos humanos de las mujeres, pero no podemos olvidar que la sociedad es un fenómeno cultural, y el hombre es un animal que hace cultura, por lo que toda cultura puede cambiarse, de ahí que en el desmantelamiento de este sistema patriarcal habría que partir del "Ser", esto es, de la realidad cultural y no del "deber ser".
Sin duda lo real se impone a lo normativo, tanto es así, que las leyes siempre son los instrumentos coercitivos de que se vale el Estado para moderar las conductas, por lo tanto, son éstas quienes se adecuan al final a las tranformaciones de la sociedad.
Por eso, pienso que la política debe transformarse; los ciudadanos debemos redefinir la conceptualización de la política porque, en general, ésta es la actividad humana que busca crear los consensos para las decisiones públicas que nos incumben a todos.
Hoy, al menos en México, y con una apreciación muy particular, observo que la política se ha desprestigiado y parece caer en el desinterés general, incluso con manisfestaciones de odio y desprecio hacia sus practicantes -el twitter es a mi entender un indicador de esta última afirmación-, cuando es ésta -la política- el instrumento y medio de que se vale la civilización para el impulsar el desarrollo de una sociedad.
Por eso creo que es preciso repensar la política, y quizá recurrir a sus raíces y tradiciones -como la helénica, haciendo de lado el poder patriarcal- para valorar de nueva cuenta el papel de la política y los políticos y su relación con las instituciones y los sistemas políticos y económicos en que se desenvuelven, pues no basta que existan buenos políticos, moral y éticamente, sino que además es necesario transformar el sistema, cambiando reglas que permitan disminuir y desterrar las prácticas informales como los clientelismos, prebendarismos, compadrazgos y demás formas que despretigian a la misma política. Sin embargo, parecer ser que los políticos, se niegan a dejar atrás estas prácticas infames de nuestro sistema.