martes, 10 de enero de 2012

La bruma atrapa a Xalapa

Mientras escribo, una densa bruma asola el paisaje nocturno de Xalapa. Es el primer mes del 2012, según el tiempo cristiano. Desde el balcón se observan sombras que en la espesura van-vienen, como sonambulismo de película de los cincuentas. Recuerdo allá en la sierra, el frío y la neblina; sin luz el día es poco y la noche llega como cortina de humo; empiezan los miedos, las leyendas y los cuentos de espanto, bajo la cobija y el ojo pelado, ansioso de que llegue el sol del nuevo día. La tía y el tío toman café soluble, con unas galletas de animalitos que sumergen con cuchara y sopean, poco a poco, aliviándose de la noche oscura. La casa es fría, unos travesaños de madera se ven y dibujan gigantes destellantes con la luz de la vela. Mi tía tiene un rosario, con voz quedita está rezando sin cansarse. No quiero ir al baño, siento que me meo, pero tiemblo de miedo de pensar en salir afuera. Hace frío, hay mucha niebla y nadie habla. Yo solo quiero que llegue el nuevo día.

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