miércoles, 14 de diciembre de 2016

#DirectrizMunicipal




Por: Rosalino F. Guillén Cordero

Ha salido todo a la vista de los veracruzanos respecto a la situación de las finanzas públicas. Se ha dicho que estamos ante una emergencia financiera inédita no tan sólo en el estado, sino que a nivel nacional producto del saqueo descarado de un grupo delincuencial. Se han usado todos los adjetivos calificativos imaginables para describir este genocidio o violación sistemática y grave a los derechos humanos de los veracruzanos.

Yo creo que hemos llegado al punto que debemos comenzar a aceptar esta realidad y dejar de proyectar las culpas a fuera de nuestra sociedad. Creo que ha llegado la hora de plantearse seriamente las siguientes  interrogantes ¿qué estamos dispuestos a hacer los veracruzanos como sociedad para superar esta catástrofe financiera? ¿los agentes económicos, sociales y políticos tendremos la suficiente madurez para establecer nuevos acuerdos que generen una nueva gobernanza democrática? ¿podremos ser capaces de revertir este círculo vicioso en que nos encontramos a uno virtuoso? ¿podremos los veracruzanos demostrarnos a nosotros mismos, a México y al mundo de lo que somos capaces de hacer, de crear y de transformar o nos quedaremos atorados varios años o sexenios más lamiéndonos las heridas?

Desde luego que la Justicia debe operar para quienes cometieron estas atrocidades y que a la fecha miles de paisanos o quizá millones han sido víctimas, ya sea porque no recibieron los servicios de salud o medicamentos o pérdidas de familiares cercanos en manos del crimen o la pérdida de periodistas reconocidos que contribuían día a día con la información a la sociedad y que el gobierno del estado incumplió con su obligación de garantizar la vida de estos profesionales.

Yo mismo fui víctima de la pérdida de un ser querido en la Plaza Lerdo. Ramiro Guillén Tapia era mi tío, independientemente de esta categoría, él fue un profesor normalista y defensor de los derechos humanos. Creó su propia organización y un buen día partió a la Sierra de Soteapan a defender a los indígenas. Lo ví muchas veces litigando asuntos jurídicos ante las Agencias del Ministerio Público, la Procuraduría Agraria y demás instituciones y oficinas que abusaban de los indígenas sin cobrar un solo peso. Dormía en un petate dentro de un jacal en plena sierra de Santa Martha, al sur del estado de Veracruz.
Contrario a lo que establecen los Tratados y Acuerdos Internacionales, el gobierno omitió darle la protección que a él como defensor y promotor de los derechos humanos le correspondía. El gobierno del estado no lo hizo, fue omiso y jugó con su vida, lo que lo llevó a tomar una decisión extrema en los primeros días del mes de octubre de 2008. Todo lo demás de esta historia está en el internet. A mí me tocó hacer todo el trámite para su funeral y recibí amenazas de delincuentes si yo hablaba a los medios de comunicación sobre este tema.

Hoy, que experimento la crisis en su esplendor, vienen a mí las preguntas planteadas. Al igual que yo, muchos viven en la zozobra, en el miedo. Pero veo la certeza de que somos un pueblo grande, que hemos conquistado muchos de nuestros anhelos, que han existido grandes hombres y mujeres que han enaltecido el nombre de nuestra querida patria chica: Veracruz. De quienes no puedo dar nombres porque se haría una lista interminable.

Pero también me mueve la fascinante historia de los japoneses, que fueron de los países perdedores de la segunda guerra mundial. Prácticamente fue devastado por los Estados Unidos y siendo tan pequeño sufrió la muerte de alrededor de 2 millones de personas. Después de superar la gran crisis de la postguerra y la reconstrucción de su país, la industria japonesa, con una brillante capacidad en su mano de obra, salarios bajos y admirable disciplina, se convirtió en pocos años en productora de manufacturas de calidad, destacando las marcas hoy conocidas mundialmente como Nikon, Canon, Seiko, Sony, Panasonic, Hitachi, Honda, Yamaha, Toyota, Nissan, Datsun, entre otras marcas de calidad, ¿cuál fue el secreto japonés? El Dr. Ishikawa, uno de los pioneros y especialistas del Control de la Calidad Total en las industrias japonesas, afirma que el secreto de los japoneses está en su gente y en su cultura. La industria japonesa crea círculos de calidad constituidos por los mismos trabajadores y entre ellos interactúan para que a lo largo del proceso se dé la calidad.

En Veracruz, históricamente hemos sido grandes productores agropecuarios. Existen regiones del estado con gran potencial para la producción de ganado, aves, cítricos, mango, plátano, caña de azúcar, piña, mariscos, y muchísimos más productos, ¿por qué no comenzar por impulsar nuestras fortalezas e implementar la calidad total en todos nuestros productos?


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