¿Cómo influyen la velocidad y los distractores en la accidentalidad vehicular?

Por Rosalino Guillén Cordero

La conducción de un vehículo, por sencilla que parezca, es una actividad compleja que exige atención plena, coordinación motriz y rapidez de reacción. Sin embargo, en la actualidad enfrentamos dos grandes enemigos en las vialidades: la velocidad excesiva y los múltiples distractores, muchos de los cuales han sido normalizados o minimizados por la cultura urbana. Este artículo busca informar a la ciudadanía sobre cómo estos factores se combinan para aumentar drásticamente el riesgo de accidentes, muchos de ellos con consecuencias fatales.

La velocidad y la "visión de túnel"

En el clásico texto Ingeniería de Tránsito. Fundamentos y Aplicaciones, los ingenieros Cal y Mayor explican un fenómeno visual que se intensifica con el incremento de la velocidad: la llamada “visión de túnel”. A medida que un conductor acelera, su capacidad de percepción visual se reduce a un cono estrecho al frente del vehículo. Esto significa que detalles laterales, como peatones, ciclistas o señales de tránsito, se vuelven prácticamente invisibles.

Los datos son reveladores: a 30 km/h el campo visual efectivo de una persona abarca un ángulo de aproximadamente 100 grados. A 100 km/h este ángulo se reduce a tan solo 40 grados. Es decir, cuando se atraviesa un poblado a alta velocidad, el conductor solo percibe los elementos que se encuentren dentro de un ángulo cerrado, dejando fuera información crítica para una conducción segura. La capacidad de reacción también disminuye, ya que se cuenta con menos tiempo y menos información para actuar ante un imprevisto.

El teléfono móvil: el distractor principal

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), uno de los principales factores asociados a los accidentes viales en zonas urbanas es el uso del teléfono móvil durante la conducción. El Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (CONAPRA) ha advertido que el uso del celular —ya sea para hablar, enviar mensajes o consultar redes sociales— multiplica por cuatro el riesgo de colisión.

Este tipo de distracción se considera visual (cuando el conductor aparta la vista del camino), manual (cuando una mano deja el volante) y cognitiva (cuando se desvía la atención mental del acto de conducir). En otras palabras, usar el teléfono mientras se maneja representa una triple amenaza para la seguridad vial.

Distractores invisibles: los olvidados por la ley

Más allá del celular, existen otros distractores que suelen pasar desapercibidos pero que también comprometen seriamente la seguridad. Desde mi experiencia profesional en el ámbito de tránsito y seguridad vial, he sido testigo de situaciones que ilustran claramente este fenómeno. Conductores que llevan mascotas en brazos o sobre el volante, personas que van comiendo mientras manejan, o conversaciones intensas con los acompañantes son ejemplos comunes de lo que se conoce como distractores cognitivos.

Un distractor cognitivo no siempre implica una acción física. Basta con que el pensamiento del conductor se aleje de la conducción para que disminuya su capacidad de respuesta ante un evento inesperado. Por ejemplo, una discusión acalorada dentro del vehículo puede causar que el conductor no advierta un semáforo en rojo o que no detecte a tiempo a un peatón cruzando.

¿Qué dice la normativa?

En México, el Reglamento de Tránsito en Carreteras y Puentes de Jurisdicción Federal, así como varios reglamentos estatales y municipales, prohíben expresamente el uso del teléfono móvil mientras se conduce. No obstante, aún falta incluir en la normativa una regulación más clara sobre los distractores cognitivos o sobre el transporte de mascotas sin un sistema adecuado de sujeción. En algunos países, como España o Alemania, llevar animales sueltos dentro del vehículo se considera infracción grave.

¿Qué podemos hacer como ciudadanos?

Frente a esta realidad, es necesario impulsar una nueva cultura vial, en la que la conducción sea comprendida como un acto de responsabilidad social. No se trata solo de evitar multas, sino de preservar vidas.

Aquí algunas recomendaciones para reducir riesgos:

  • Apagar o silenciar el teléfono móvil mientras se conduce. Si es necesario usarlo, hacerlo solo con sistemas manos libres y evitando distracciones prolongadas.

  • Evitar comer, maquillarse o fumar mientras se maneja. Son actividades que requieren atención visual y motriz.

  • Asegurar correctamente a las mascotas, utilizando transportadoras o cinturones especiales diseñados para animales.

  • Minimizar conversaciones intensas o discusiones durante la conducción.

  • Respetar los límites de velocidad, especialmente en zonas escolares, poblados o áreas con alta densidad peatonal.


Conclusión

La velocidad y los distractores son enemigos silenciosos que, combinados, generan un entorno vial hostil y peligroso. La ingeniería del tránsito ha demostrado cómo el cuerpo humano, limitado por su biología, no puede adaptarse a los ritmos y estímulos que exige una conducción distraída o acelerada. Por ello, adoptar una actitud consciente y preventiva al volante no solo reduce accidentes, sino que salva vidas.

La próxima vez que tomes el volante, pregúntate: ¿estoy verdaderamente atento? ¿Estoy listo para reaccionar ante cualquier eventualidad? Quizá esa simple reflexión marque la diferencia entre llegar con bien… o no llegar.

Comentarios: rguillencordero@gmail.com

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