Motocicletas en Xalapa: ¿Solución de movilidad o riesgo vial?
Sin embargo, lo que una simple vista parece una alternativa eficiente de movilidad, también ha traído consigo una serie de riesgos que afectan directamente a la salud pública, la seguridad vial y la gobernanza urbana.
Una tendencia nacional con impacto local.
De acuerdo con datos del INEGI, de 2000 a 2023 el número de motocicletas registradas en México se incrementó en más del 500%. Veracruz ocupa el cuarto lugar nacional en número de motocicletas, solo detrás de entidades como el Estado de México y Jalisco. Esta expansión se replica en municipios como Xalapa, Banderilla, Emiliano Zapata y Coatepec, donde el uso de motocicletas ha crecido sin que exista una política pública clara que atienda sus riesgos ni regule su uso de manera eficaz.
Lo alarmante no es solo el número de motocicletas en circulación, sino las consecuencias que esta proliferación conlleva: aumento de accidentes, lesiones graves, fallecimientos, saturación hospitalaria, e incluso conflictos con otras formas de movilidad.
El rostro humano de una crisis
Detrás de cada accidente en motocicleta hay una historia: jóvenes repartidores, padres de familia, mujeres trabajadoras o estudiantes que se exponen diariamente a situaciones de riesgo. La motocicleta, muchas veces vista como una oportunidad de empleo o una necesidad económica, se convierte en una trampa mortal cuando no se acompaña de capacitación, cultura vial y regulación adecuada.
La mayoría de los motociclistas lesionados o fallecidos en accidentes no portaban casco, circulaban sin placas o sin licencia de conducir, y transitaban por vialidades sin infraestructura adecuada para su seguridad. Esta situación pone en evidencia la necesidad urgente de actuar.
Gobernanza y seguridad vial: la gran deuda
El crecimiento del parque vehicular de motocicletas ha rebasado la capacidad de respuesta de las autoridades. La falta de coordinación interinstitucional, la escasez de operativos con enfoque preventivo y una fiscalización limitada, han propiciado un entorno de permisividad donde predomina el desorden.
Además, no se cuenta con una base de datos confiable y actualizada que permita dimensionar la problemática. Los registros de motocicletas son deficientes, muchas unidades no están emplacadas y existen casos de duplicidad o falsificación de documentos. Esta situación dificulta la planeación y la intervención eficaz de las autoridades de tránsito, seguridad pública y salud.
Diagnóstico: ¿Qué problemas enfrentamos?
Al analizar la situación se pueden identificar al menos cinco grandes problemas estructurales:
- Proliferación sin regulación: El aumento desmedido de motocicletas sin acompañamiento de una política pública integral.
2. Débil cultura vial: Muchos conductores no cuentan con capacitación adecuada ni respetan normas básicas como el uso del casco o la prioridad de paso.
3. Débil fiscalización: La vigilancia del cumplimiento de las normas es insuficiente o intermitente.
4. Alta siniestralidad: La frecuencia de accidentes de motocicleta ha crecido, con consecuencias graves para la salud y los sistemas hospitalarios.
5. Escasa coordinación institucional: Las acciones entre dependencias son dispersas, reactivas y no responden a un enfoque sistémico.
Hacia una propuesta de solución integral.
No basta con aumentar los operativos. Es necesario construir una estrategia municipal y metropolitana que considere tanto la protección de la vida como el orden urbano. A continuación, algunas propuestas:
- Regulación diferenciada del uso de motocicletas. No es lo mismo una motocicleta usada para trabajo que una utilizada para ocio. Se deben establecer reglas específicas según el uso, la cilindrada y el tipo de unidad.
- Revisión de licencias de conducir. Se debe implementar un sistema de licencias tipo “motociclista” que exija capacitación obligatoria y exámenes prácticos.
- Campañas permanentes de cultura vial. Dirigidas tanto a motociclistas como a peatones y automovilistas, deben enfocarse en la prevención, el respeto mutuo y la empatía en la vía pública.
- Política de casco obligatorio y equipo de protección. Es urgente garantizar el uso correcto del casco y fomentar el uso de protecciones corporales a través de incentivos, normativas y puntos de revisión.
- Emplazamiento efectivo. Todo vehículo debe portar placas visibles y válidas. Se requiere depurar y actualizar el padrón vehicular en coordinación con el Registro Público Vehicular (REPUVE).
- Diseño urbano con enfoque de seguridad. Las calles deben diseñarse teniendo en cuenta a los usuarios más vulnerables: peatones, ciclistas y motociclistas. El espacio público no debe privilegiar únicamente al automóvil.
- Plataforma municipal de incidentes. Crear una base de datos compartida que recopile información sobre accidentes, puntos de riesgo y reincidencia, para tomar decisiones con base en evidencia.
Una responsabilidad compartida
Si bien corresponde a las autoridades diseñar y aplicar políticas públicas, también la ciudadanía debe asumir un rol activo. No podemos normalizar que millas de motociclistas circulen sin casco o sin licencia, ni que los accidentes sean vistos como “gajes del oficio”. La seguridad vial es un derecho, pero también una responsabilidad compartida.
Es momento de entender que la motocicleta, como medio de transporte, llegó para quedarse. En lugar de criminalizar su uso o fomentar operativos únicamente punitivos, debemos avanzar hacia un modelo de gobernanza inteligente que proteja vidas, promueva la movilidad segura y garantice el derecho al trabajo en condiciones dignas.
Xalapa tiene la oportunidad de convertirse en un referente nacional si decide actuar con visión estratégica, valentía política y compromiso con la vida.
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